Las deliciosas manzanas de la abuela Sofía

Érase una vez, en un pequeño pueblo, una amable anciana llamada Sofía. Sofía tenía un hermoso huerto de manzanos en su patio trasero. A su nieta, Camila, le encantaba visitarla todos los fines de semana. Juntas paseaban por el huerto, admirando las manzanas rojas y verdes que colgaban de los árboles. Camila siempre se sentía feliz cuando estaba con su abuela.

Una mañana soleada, Sofía y Camila decidieron ir a recoger manzanas. Llevaban cestas y cantaban alegres canciones mientras caminaban. Camila cogía las manzanas de las ramas bajas y Sofía las de las ramas altas. Pronto sus cestas estuvieron llenas de manzanas brillantes y deliciosas. Camila estaba deseando probarlas.

De vuelta a la cocina, Sofía y Camila empezaron a hornear tartas de manzana. Sofía le enseñó a Camila cómo extender la masa y rellenarla con rodajas de manzana. La cocina olía dulce y cálida mientras las tartas se cocían en el horno. Camila miraba con impaciencia y se le hacía la boca agua. Por fin, las tartas estaban listas y sabían a gloria.

Después de disfrutar de las tartas, Sofía tuvo otra idea. "Hagamos buñuelos de manzana", sugirió. Camila aplaudió emocionada. Mezclaron la masa y mojaron las rodajas de manzana antes de freírlas hasta que se doraron. Los buñuelos estaban crujientes y dulces, y a Camila le encantó cada bocado.

Sofía y Camila deciden hacer zumo de manzana. Lavaron las manzanas y las pasaron por el exprimidor. Camila soltó una risita cuando el zumo salpicó el vaso. Vertieron el zumo en vasos y brindaron por su divertido día. El zumo era refrescante y estaba lleno de sabor.

El siguiente proyecto fue hacer mermelada de manzana. Sofía enseñó a Camila a cocer las manzanas con azúcar y especias. La mermelada burbujeaba en la olla, llenando el aire de un aroma delicioso. Camila ayudó a remover la olla con cuidado. Cuando la mermelada se enfrió, la untaron en pan y saborearon su dulzura.

Sofía le recordó a Camila que las manzanas son muy saludables. "Una manzana al día mantiene alejado al médico", le dijo guiñándole un ojo. Prepararon rodajas de manzana con mantequilla de cacahuete y pasas. A Camila le encantó la combinación crujiente y dulce. Comer manzanas no sólo era divertido, sino también bueno para ellas.

Cuando el sol empezó a ponerse, Sofía y Camila se sentaron en el huerto. Hablaron de su maravilloso día lleno de manzanas. Camila abrazó a Sofía y le dio las gracias por el mejor día de su vida. Sofía sonrió, feliz de compartir su amor por las manzanas con su nieta. Prometieron vivir muchas más aventuras juntas.